La voz de los cartelizantes de nuestra ciudad, resonó en nuestra escuela. La convocatoria tuvo sus ecos. Con la coordinación de Rosana Battaino -actual colaboradora de carteles de la sección, cuyo responsable es Jorge Malachevsky- Uriel Forzano, Teresita Gennuso, Ángeles Ramírez Barbieri, Victoria Rinaldi y Rocío Schmunck, todos ellos integrantes de tres carteles, dieron cuerpo a nuestro encuentro. Por supuesto que esto no hubiera sido posible sin la decidida participación de los más-uno -Norah Pérez, Sabina Serniotti y Jorge Malachevsky- Ellos fueron fundamentales para alentar el trabajo que compartimos esta noche y al cual acompañaron con sus aportes.
La apuesta dejó de lado la abultada teoría que existe sobre este dispositivo, aunque no sin tomar en cuenta algunas cuestiones fundamentales, para dar lugar a la conversación. Fue así como pudo circular la palabra de los cartelizantes, quienes contaron su experiencia y compartieron sus preguntas.
El eje central del encuentro giró sobre la propuesta de Lacan: “No hay que esperar ningún progreso, a no ser el de poner a cielo abierto periódicamente tanto los resultados como las crisis de trabajo”.
Se trabajaron cuestiones concernientes al cartel como uno de los dispositivos privilegiados para la formación analítica, planteando que dicha formación no se produce por acumulación sino por efectos y de esa manera, la experiencia de participar en un cartel produce efectos de formación: el más evidente, el escrito. Pero no el único.
Rosana Battaino abrió el debate con una interrogación: ¿por qué el Cartel se mantiene en el tiempo? Con altibajos, tiempos de entusiasmo, tiempos de decaimiento, sigue vivo junto con la Escuela de Lacan? Y planteó como una de las posibles respuestas la capacidad que ha tenido el cartel de transformarse sin perder su esencia. Recordó la creación de los carteles fulgurantes y ampliados, de los cuales existen dos en nuestra sección.
Los expositores, unos psicoanalistas, otros provenientes de la medicina, la universidad, las letras, etc., transmitieron su experiencia desde como se formó su cartel, la elección de sus rasgos, los avatares de cada uno. Varios carteles tienen su origen como grupo de estudio o investigación, otros a partir del trabajo en dispositivos institucionales y cada uno transmitió qué lazo con los espacios de enseñanza de la Escuela, les abrió a la posibilidad de pensar su rasgo y de cartelizarse. Transmitieron las dificultades y también las ganancias de encontrarse con lo novedoso que propone el dispositivo del cartel, en cuanto a las diferencias en la transmisión del saber que se da en el discurso universitario así como en nuestros espacios de enseñanza y lo que posibilita el cartel como a una experiencia de lectura, intercambio en la conversación y puesta en juego de la palabra de cada uno, en lo singular.
Se trabajó la diferencia entre grupo y cartel poniendo en cuestión la idea de que es impensable un cartel donde no se produzcan efectos de grupo y como se maniobra con eso, para lo cual es fundamental la función del más-uno. Norah Pérez aportó su posición al respecto indicando que el más-uno es una función y, si bien, es encarnada por alguien, puede circular en los diferentes momentos del cartel.
A su vez, surgió la pregunta por la posibilidad de que el buen uso del cartel, no solo tiene efectos de formación sino que también hay efectos subjetivos que, en el mejor de los casos, reenvían al propio análisis.
Los asistentes- integrantes de carteles y gente que circula por los espacios de enseñanza de la sección y que querían conocer el dispositivo- tuvieron una participación muy activa, con preguntas y comentarios también sobre sus experiencias como cartelizantes.
Finalmente, bajo un clima muy entusiasta, surge la propuesta de Jorge Malachevsky, para la realización de una segunda noche de carteles, luego de las próximas Jornada anuales de carteles, con la idea de profundizar más sobre las temáticas que se abordan actualmente en los carteles, a través de los rasgos de cada uno. A lo cual se sumaron varias ideas para seguir trabajando, entre las cuales está la posibilidad también de compartir, al regreso, la experiencia vivida en córdoba, por los cartelizantes que llevarán allí sus trabajos.
Contamos en nuestra escuela con una herramienta para sostener el lazo entre analistas y de esta manera avanzar respecto a la causa analítica. Escuchamos como se hace uso de esta herramienta en nuestra ciudad. En este camino de formación que nunca acaba, nos queda aún mucho por seguir pensando…
Rosana Battaino
Colaboradora de carteles
Sección Santa Fe
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