7.9.10

Primera Noche de Carteles en la EOL - 6 de Julio de 2010 - Reseña

La Formación Subvertida
Ana Ruth Najles, Irene Accarini, Viviana Mozzi y Osvaldo Delgado
Coordinación
: Pablo Russo

Para la primera Noche de Carteles en la Escuela de este año, se convocó a dos más-uno, quienes a su vez invitaron, cada uno de ellos, a participar de esta presentación a alguno de los integrantes de los carteles en los que ellos estuvieran actualmente en esa función. Los más-uno invitados para conversar sobre el tema propuesto para la Noche, La formación subvertida, fueron Ana Ruth Najles y Osvaldo Delgado, quienes a su vez hicieron partícipes a Irene Accarini y a Viviana Mozzi respectivamente.
Al introducir el tema de la Noche, Pablo Russo situaba al cartel como uno de los dispositivos privilegiados para la formación analítica y caracterizaba a ésta última como una formación que se produce no por acumulación de saberes sino por efectos. Es, entonces, una formación que nunca se completa y por lo tanto, es permanente. La formación analítica así pensada es ya subversiva respecto a la formación tradicional. Pero P. Russo agregaba una interesante pregunta, que resumió muy bien sobre el cierre de la Noche citando a Antonio di Ciaccia: si tenemos en cuenta las detenciones, los estancamientos o los desvíos que pueden producirse en la Escuela, que como “…toda estructura social responde sí al significante amo y no, al horror de lo real”, ¿en qué el cartel podría ser aún hoy un dispositivo válido para una formación siempre subvertida?
Esta pregunta fue encontrando diversas y singulares respuestas en las exposiciones de los cuatros invitados, e incluso en las intervenciones de quienes participaron de la animada conversación ulterior.
En primer lugar, Ana Ruth Najles –quien, como lo recordaba P. Russo, participó como más-uno y luego como integrante de dos carteles del pase– ubicaba las coordenadas y la situación del psicoanálisis en el momento en el que Lacan funda su Escuela en el año 1964, subrayando que Lacan piensa su Escuela como el lugar de articulación de dos nociones fundamentales para el psicoanálisis: la transferencia y el trabajo. Por un lado, la Escuela da cuenta de la lógica del trabajo de transferencia en el dispositivo del pase y, por otro lado, pone en juego la transferencia de trabajo en el dispositivo del cartel.
Como bien quedó demostrado durante toda la Noche, A. R. Najles afirmaba que, así como el análisis, el participar de un cartel es una experiencia y es por ello que puede hablarse de efectos de formación: el más evidente, el escrito, pero también lo es el encuentro con lo real del grupo, efecto que puede leerse sobre el fondo de los efectos de formación del propio análisis. Si el cartel y el análisis son experiencias, es porque el saber repercute vivamente, realmente, sobre el cuerpo de cada ser hablante.
Irene Accarini –psicoanalista y artista– reformulaba el trípode clásico en relación a la formación (análisis, control y enseñanza) en otros términos que hacen a su recorrido propio: práctica analítica, creación y palabra-escritura, en el cual el cartel ocupa un lugar preponderante. Homologaba la formación analítica, y en particular el cartel, a la experiencia artística, cercana a la performance y al happening, donde interactúan la contingencia y el cálculo de los conceptos, donde lo imprevisto tiene un lugar que permite quebrar la rutina significante, lo ya sabido y la satisfacción habitual del síntoma.
“Transmitir en forma breve, singular y provocadora lo que es un cartel”, había sido parte de la convocatoria –muy lograda en las cuatro exposiciones– a los participantes de esta Noche. Lo breve, lo singular y lo provocador es justamente lo que se espera de un cartel, afirmaba Viviana Mozzi, y justamente a partir de esos tres términos caracterizó al trabajo del cartel como una apuesta hecha con otros contra lo ineliminable del grupo. De ahí se desprende la importancia dada por Lacan a la brevedad (a lo sumo dos años de trabajo) y a la permutación. Pero lo inevitable de la identificación no implica necesariamente ni la exclusión ni la identificación al ideal sino la posibilidad de identificarse a un punto de un real que no se inscribirá más que en lo singular.
Al final de su presentación, V.Mozzi transmitió de manera entusiasta su experiencia en distintos carteles y en el reciente cartel conformado con O. Delgado como más-uno.
Por último, expuso Osvaldo Delgado, quien de modo testimonial mostraba, poniéndole cuerpo y exponiendo su singularidad, que en el cartel de lo que se trata son de efectos. En su función de más-uno, interpelado por el cartel para no deslizarse a la posición del docente, del maestro. Como cartelizante, recordaba cómo un impasse en la elaboración de saber y la consecuente intervención del más-uno de aquel cartel de los comienzos de su formación, lo condujeron a retomar su análisis.
O. Delgado puso el acento en la función del más-uno, al que se le demanda por parte de los cartelizantes que sea el autor de ellos mismos. Si esa demanda es rechazada y no se sutura la hiancia como sucede en el cuento de Pirandello “Seis personajes en busca de un autor”, entonces el cartel produce un lazo de un nuevo tipo al fracasar como grupo.
Podría decirse que en esta primera Noche de Carteles quedó demostrado, como decía O. Delgado tomando a Miller, que un analista aborda los problemas –en este caso el de la formación– de modo tal que lleven la impronta de su modo de pensamiento.

Alejandra Antuña
Secretaría de Carteles

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