La Escuela descansa sobre el cartel que es el único órgano de base definido como un pequeño grupo con características particulares que se reúne en un período de tiempo determinado para la ejecución de un trabajo: “vayan, júntense para hacer algo”.
Podríamos pensar al cartel como un instrumento de formación que permite otro modo de tratamiento del real, del agujero que implica la pregunta por el ser del analista: ¿qué es un analista?. Es un modo de tramitar una respuesta que escribe inacabadamente lo que un analista es… cada vez.
Es la manera propuesta por Lacan para salir de la soledad del consultorio, para que en el encuentro con los otros del dispositivo (del cartel) cada uno produzca una elaboración de saber distinta de la elaboración que se produce en el propio análisis.
Entonces: “El cartel encuentra la especificidad de su función; ser la bisagra, la articulación entre el psicoanalista solo, en la soledad de su acto, y la Escuela, donde los analistas trabajan para la transmisión del psicoanálisis aportando sus experiencias como analizantes y como analistas”. (Vilma Coccoz: El cartel, un nuevo Lazo).
Córdoba, agosto de 2010
Olga Carrión
No hay comentarios:
Publicar un comentario